El amor se fue; pues él, ha muerto y no regresara,
cada suspiro, cada caricia, ¡todo en el olvido!...
Los besos y la pasión se hicieron polvo,
con cada verso y cada lagrima... ¡Tú eras mi vida!
¡Mi única ilusión! Y también mi tormento.
Mas ahora no tengo a nadie, ya nada es real...
Los vientos de la duda, se llevaron todos mis sueños,
la triste desilusión arranco de mí, el anhelo;
letargos de desdicha me acompañan,
una habitación vacía y solitaria, es mi prisión.
¡Prisiones de soledad! Angustias y melancolías,
¡oh!... vida mía, ¿dónde te hallas? ¿Dime donde?...
Pues el frío susurro de la muerte viene a visitarme,
me consuela y me apacienta; ¡Me seduce!
Pronto será, dice ella... ¡Pronto todo acabará!
En este frío mar de desdichas, deje mi vida,
en este oscuro mar de lagrimas, he dejado el latir,
pues el destino arranco de mí, el querer vivir,
pues las penumbras envolvieron, mi triste sentir,
cada palabra, ha quedado marchita y sin vida.
Pues aquella flama de amor, se ha extinguido,
el frío rostro de la muerte le ha llevado,
le arrancó de mis brazos, para no verle nunca más,
tomó de él... El aliento, y en aquel momento,
mi vida, ha quedado marchita, sin ganas de seguir.
Y yo aquí... En medio de estas cuatro paredes blancas,
contemplando a la luna desde mi ventana,
en esta noche de tristezas, de desgano y soledad,
ya no hallo el motivo, y no encuentro la calma,
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