Entres tintas y penas, desangro mis heridas,
la confusión se apodera de mi mente,
y no sé qué decir, no sé qué pensar, no lo sé,
tantas cargas a mis espaldas y tanto llanto,
llantos en medio de la amargura,
y yo aquí pensando, soñando, recordando,
pues ya no importa nada ni nadie, nadie...
Pues mi corazón se ha tornado solitario,
a esto me resigno, desde hoy en adelante,
ya no mas promesas sin cumplir,
ya nos mas mentiras, que me hagan sufrir,
ya no mas engaños, ni juegos en mi nombre,
ya no mas maldad, ni venganza de nadie,
soy un soldado del destino, de la vida...
El loco bardo de la triste prosa... ¡Yo lo soy!
De hoy en adelante, haré de mis líneas,
el destino y el camino, haré de mis versos,
el triste olvido, para nunca más recordar,
para nunca mas, volver a soñar con lo que no es,
con lo que nunca ha de suceder... Y he de dejar
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