Hoy nuevamente escuché la voz de la desilusión, una vez más me duele el alma... ¡Por qué! ¡Por qué!... Dicha voz me persigue, me hace soñar, me refunde en una terrible amargura y duro pesar... Ya no quiero más oírle, ya no quiero más hablarle, ya no más... Pues ya no soy el ingenuo que sucumbía a tu tierna voz, ya no lo soy... Siento un vació en mi estomago, y escalofríos por todo mi cuerpo; con una sola palabra podías cambiar mi universo, más ahora no... Tu elegiste tu destino... No pierdas al amigo de toda tu vida, por alguien como yo... Al final de todo, no fuimos nada como tu dijiste, nada... Solamente pido que me dejes marcharme, pues tal vez pueda hallar la felicidad algún día, en otros brazos, en otros rumbos... Quise amarte con delirio, como jamás nadie lo hizo, pero no lo permitiste, todo era tan fácil, todo lo podía realizar, pero nunca dijiste nada, más aún, solo me dañaste el corazón, y me lastimaste con la sutileza de tus muchas palabras...
Autor del escrito:
Dante Moshue Díaz Linares (Conde Apocalíptico)
Derechos Reservados - 02/03/2012.
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