Oh!... Alma mía…
¿Por qué no regresas al crudo invierno de tu pasado?...
En donde no existen los sentimientos ni la debilidad...
Más lo implacable de tu corazón era tu fortaleza...
Infierno cautivo en un corazón derruido...
Palabras verdaderas, siniestras y orgullosas...
Como en los días de tu ascensión...
Contemplad la miseria de la humanidad,
la cual se goza en pensamientos vacuos y superficiales,
más en el terror de tu cruda existencia,
los asolamientos eran tu pan de cada día…
Tormento y violencia en esta tierra sea por manifiesto,
Como en los días de mi juventud…
¡Tómame!… Nuevamente y ¡Dame el poder!...
Que un día tuve entre mis manos…
Pisad los cráneos de mis perseguidores
en la oscura niebla…
En donde los demonios danzan alrededor de su amo…
Ancestral y místico desde los orígenes de su rebelión…
Aquí hoy y siempre alabadle y glorificadle...
Pues él, nos da el odio y la maldición.
Almas perdidas que arrastras a tus eternos dominios.
Criaturas carentes de conocimiento…
Pues solo en ellos hay miseria y podredumbre…
Al escucharte en este día, nuevamente renacen en mí…
Los sentimientos que una vez sepulte
en la tierra agonizante de aquél lugar
en el oscuro sendero de mi vida…
¡Por qué negar mi verdadero mal!…
¡Por qué reprimir mi voluntad!…
¡Por qué reprimir mi voluntad!…
Si siempre fui un alma en cuyos pensamientos
solo existía el terror, la violencia y el orgullo…
En la mente y en aquella máscara que cubre mi cuerpo…
¡No quiero más ser lastimado!… Como un común mortal,
por causa de ésta alma, que se ha tornado débil y sumisa…
Autor del escrito:
Dante Moshue Díaz Linares (Conde Apocalíptico)
Derechos Reservados
30/06/2011.
Un alma y la intersección de dos mundos (Ver Imagen) |
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