¡Oh! Destino… Cuán terrible y cruel sueles ser muchas
veces. Pues arrancas de esta tierra, a seres buenos y nobles, que aman la vida y
anhelan un mañana; que claman en la soledad y gritan la libertad, en el
silencio de su alma. Que buscan y aclaman, que cantan, ríen y lloran… Mas es pesada
la carga y angustioso el dolor, el cuál oprime mi corazón, en esta hora de
amargo llanto. Mas ahora, camino por senderos de profunda angustia, caminos de
soledad; pues mi alma está muy triste, se
pierde entre sentimientos y congojas, entre densas neblinas y recuerdos que no volverán.
Pero mis manos atadas están, sintiendo
estas rejas, tan frías, tan solas… ¡Y me veo aquí! Ahogada en la soledad, la cual me consume y me
visita todo el tiempo. Pues no me queda nada ni nadie, todos se marcharon, se
esfumaron como el polvo… Pero vivo aquí,
en este mundo solitario, una tierra inhóspita y vacía, llena de nostalgia y
recuerdos de ella, un mundo solo mío, un mundo del cual, será difícil escapar…
¿Pero ella? ¿Qué será de ella? Se pregunta mi alma ¿Qué será de aquella persona,
que llenó mi vida y se aparto de esta tierra para no volver? No lo sé... no lo
sé. Y de repente me vi caer en un profundo sueño, un suceso que no lo logro
comprender todavía, en dicho sueño vi un extraño ser, hermoso y sin igual. El cual me hablaba a la mente y escribía en mi
corazón, palabras de aliento y esperanza, y le pregunte tantas cosas... tantas.
Pero él, me respondió lo siguiente:
Un destino de felicidad
Ella viaja a un lugar mucho mejor, pues allí encontrará
la luz, aquella luz que regirá sus días, allí hallará el amor verdadero y la
felicidad absoluta. Un lugar lleno de bondad y de pensamientos sinceros, donde
no existe más el dolor, ni la miseria de los hombres. Un lugar hermoso y
diferente... Y visitará todos los días, el templo del gran Rey, una mirada de
él, será suficiente para sanar sus heridas y limpiar todas sus tristezas... El tiempo no regirá nunca más sus caminos. Y visitará
los bellos jardines, que colman de flores los atrios del gran palacio, repletos
de rosas multicolores, provenientes de todas las naciones de la tierra. Beberá
del agua de la vida y nunca jamás habrá tristeza en su corazón, porque el
pasado será borrado de su mente para siempre… Y el gran Rey se levantará de su
trono y vendrá a ella, le tomará de la mano y caminaran juntos por el eterno
cielo, pues él, no es como nosotros, él, no se rige de jerarquías ni de
potestades humanas; no ve las ganancias de los hombres, ni la riqueza material
que poseían en otro tiempo, pues él, ve a la humanidad con un sentir diferente,
con un sentir de verdadero amor, un sentir de amigo y de padre.
Pero ella, siente en su corazón que aún espera a alguien,
no recuerda ni su nombre, ni recuerda los momentos vividos junto a ella… Pero
presiente que llegará algún día, y sabe también en su corazón, que estarán
juntas en aquél hermoso lugar… Y en dicho momento, volverán a reencontrarse, volverán
a ser amigas. Y cantarán alabanzas, dedicadas al Rey de todo el mundo, pues sus
ojos limpios serán… Y juntas por siempre irán de la mano. Pues si en la vida
unieron sus corazones en una bella amistad, en la eternidad será para siempre.
Y de repente desperté de aquel hermoso sueño, pasado todo
esto, y de haber escuchado lo que me mostró aquél ángel, me puse a llorar
desconsolada, pero vi también una esperanza nueva, pues otros caminos
comenzaban a pintarse frente a mis ojos, y me dije a mi misma. Tal vez algún
día... yo también, pueda llegar a dicho lugar de belleza y bondad. Y todos
aquellos que buscaron la verdad en su corazón, y anhelaron con ansias de esa
fuente de vida perpetua, encontrarán la paz y la felicidad verdadera, de un
nuevo mundo, el cual se encuentra en un lejano cielo… Allá en lo alto, donde las estrellas se
pierden. Así sea.
Dedicado a Anna.
Autor del escrito:
Dante Moshue Díaz Linares (Conde Apocalíptico)
Derechos Reservados - 02/08/2011
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