El verdadero amor no pide nada a cambio…
Ni dinero, ni mucho menos un gran castillo cubierto de oro.
Ya que el verdadero amor, el único amor verdadero,
es aquél que os ayuda a salir adelante…
Juntos, muy juntos… Olvidando muchas veces,
su propia vida y dándole un todo,
a la persona a quién se ama y se quiere…
El amor es sufrido y no lleva orgullo, ni maldad.
El amor, no busca su propio bien,
ni tampoco le impone cargas al otro…
Más aún, el verdadero amor,
sobrelleva vuestros temores y congojas…
Te acompaña y te sostiene, te alimenta y te protege…
El verdadero amor es aquél que sufre por el otro
y se conduele en tus tristezas,
y se alegra en la felicidad de quién se quiere,
y da su propia vida sin pedir nada a cambio…
Pues el amor es el sentimiento
más hermoso y más puro que puede existir...
Pero muy pocos, muy pocos, lo hallan y lo encuentran…
Cuanto dolor, cuanta tristeza embarga mi corazón…
¡Maldito dinero!, ¡malditas fronteras!, ¡maldito orgullo!…
En éstas líneas repito mis dichos del pasado…
Además cojo un puñado de tierra y lo lanzo al cielo,
ahogando en el viento mi triste dolor,
para que mi corazón quede sellado
y apartado de un falso amor… Un amor superficial
y vacío… Que muchas veces es cruel
con aquél que da todo de si…
Mi alma proclama palabras honestas, llenas de vida
y al mismo tiempo son opacadas con las debilidades
de lo material y superficial de éste mundo…
Si un alma no cree en vuestras palabras
y mucho menos guarda tus dichos en su corazón,
ni los atesora con gran alegría y respeto...
Entonces, ese alguien no es de vosotros…
Y pasa ha ser un extraño, un ser del viento,
que como éste, se va a donde quiere y tú no le ves
ni mucho menos le sientes, pero deja tatuado un gran dolor
y una inmensa pena en vuestro noble corazón…
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