Bajo la luz tenue
de una luna oscura,
diviso una sombra
que se acerca sigilosa;
¡Soy la muerte! Me
dice ella...
Delirante y
despiadada, camina en silencio,
pues no lleva
aflicción alguna,
¡No posee alma! ¡No
tiene corazón!
Y qué triste pesar
es cuando te toca,
cuando con sus
manos frías,
congela tu piel y
te invita a dormir,
eternos letargos
de tristeza, de dolor...
¡Oh inefable ser!
¡Pasa de mí!
¡No me lleves hoy!
Pues tengo miedo,
miedo de tus
prisiones y tormentos;
trágico valed de
remordimientos,
y eterna sepultura
que cubre mis ojos...
¡No me lleves hoy!
¡Déjame vivir!
Al menos por un
tiempo, por un instante,
ya que no es el momento,
no he de partir,
pues he de sembrar
un campo,
y plantar una
higuera junto a mi casa,
para que reposes en sus ramas,
para que reposes en sus ramas,
y duermas con la
luna, la cual te espera,
y se complace, de verte morir...
Autor del escrito:
Dante Moshue Díaz
Linares (Conde Apocalíptico)
Derechos
Reservados - 27/09/2012.
Parece que llegado el momento nadie quiere partir.
ResponderEliminarSaludos.
.. un bel composto
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