Tantas, tantas desventuras se vinieron juntas, tanto dolor,
oprobio y soledad, pues confié en un ingrato amor,
oprobio y soledad, pues confié en un ingrato amor,
le entregué mis sueños, y le regalé mi alma completamente,
le amé sinceramente y olvidé de mi mente el pasado,
dejé todo atrás y abrí mi corazón... ¿Para qué?
Para ser de nuevo un muerto viviente, un tonto del amor.
Mas ahora me doy por vencido; estoy derrotado, soy infeliz,
las nostalgias ya murieron, los quebrantos fenecieron,
muerto y sin vida, camino solo y no siento nada,
no existen ya remordimientos, y ya no se halla el recuerdo,
con una sonrisa irónica y con un gesto invasivo,
le hago frente a la vida y me rio de ella, pues no siento nada.
Es lo que ella dejó de mi alma, nada, nada... Tan solo vacíos;
ya no quedan lagrimas en mis ojos, cansados y tristes,
las palabras de los otros, se pierden y se esfuman,
el soplo del viento por las mañanas, ya no halla un significado,
y la luna que fue mi compañera, ha perdido su brillo,
su luz ya no alumbra, ya no guía, pues murió conmigo.
su luz ya no alumbra, ya no guía, pues murió conmigo.
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