Paloma mía... Al parecer, emprendías el vuelo,
cuando buscaba alimento en tierras lejanas,
y yo tan solo aguardaba tu llegada,
para que pudieras encontrar un hogar limpio y cálido,
pero tú tomaste, la cruel decisión…
He de partir en este preciso momento,
y tal vez me sumerja en la más oscura y densa soledad,
tal vez huya hacia el infierno nuevamente,
pues jamás debí haber puesto mis sucios ojos
en los santos ángeles de Altísimo.
Tan solamente, soy un triste y pobre demonio,
el cuál clamó, en un día de invierno,
y suplicó al cielo que le concediera una gracia diferente,
¿Cuál?... El regalo que todo ser viviente anhela...
Él... Nunca tuvo nada, siempre anduvo solo.
Pero este ser despreciable, supo en su corazón
que por un instante pudo al fin soñar...
Él... Se miro en el viejo espejo,
y vio reflejada la imagen de un hombre por primera vez,
durmió, sintió, se ilusionó y de repente...
Un destello fulminante destruyo su alma,
y el corazón de aquél triste ser se convirtió en cenizas,
las ansias de vivir quedaron marchitas,
los anhelos fueron sepultados en la tierra muerta...
Él… Ya no puede hacer nada,
pues solo existe un camino y un destino en su vida.
Autor del escrito:
Dante Moshue Díaz Linares (Conde Apocalíptico)
Derechos Reservados - 24/05/2011.
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